lunes, 11 de mayo de 2009

traslúcida

te recordé y me pregunte si estas vivo. o despierto. o si tienes frío.
en una noche encontré tus ojos mientras buscaba cualquier otra cosa. tu mirada dejaba escapar mundos y ganas destrozadas. melancolías y palabras suaves mezcladas con tonos de fracasos.
yo imaginé lo que pasaba en tu cabeza, luego pensé en barquitos de papel hundiéndose entre charquitos dulces, y amargos, hondos-densos-profundos .volví a pensar en tus ojos.
quisiera entender que este silencio nada tiene que ver conmigo. quisiera correr y abrazarte, poder besar el fondo de lo que te duele. pero el agua en las calles no me permitió llegar. no se puede tocar lo que no existe. las distancias cercanas suelen provocar grandes daños.
retrocedo en mis ganas dando dos pasos hacia atrás.
no puedo lamer las gotas de tu tristeza. no soy yo quien se acercará a lamer tus heridas. se me ocurre regalarte sonrisas amarillas que vuelen por el aire, sonrisas que viajen prendidas de las alas de una mariposa, sonrisas, por que no me gusta este silencio. sonrisas, seguro podría lamer tus sonrisas.

lo no extraño de lo que extraño...

Max tiene los ojos verdes, y es blanco y suave. Lo que tiene de negro es poco en todo su cuerpo. Es apático y no le gusta la gente. Le gusta dormir y comerse todo lo que hay en el plato de salome. Siempre te mira de frente y te hace sentir como un hijo de puta, un severo fastidio en su vida. Ahora Max no me quiere. Antes solía dormir sobre mí, entre mi pecho y mi estómago, mordía mis cobijas para arrullarse. Le gustaban mis dedos de los pies, los miraba como si fueran las criaturas más extrañas jamás vistas. Además le encantaba el sabor de mis lágrimas, las secaba con su lengua áspera mientras yo le decía, todo está bien nene, yo te amo, tú me amas, y todo está bien. Se iba de mi cama en las madrugadas, cuando yo despertaba no estaba ahí, pero yo aún lo amaba y todo estaba bien.
Por su lado ella no me quiere hace mucho, lo prefiere a él que a Max o a mí. Y esta bien. En las noches dormía entre mis piernas, se metía por entre las cobijas como si estuviera explorando un laberinto y me hacía cosquillas al tocarme. Luego buscaba el calor de Max junto a mi pecho y se largaba cada que le daba la gana. Cuando ella era niña siempre estaba con migo, cuando Max llegó empezó a odiarme, y a quererlo a él, prefería su cama y sus piernas, sus caricias bruscas a mis abrazos, prefería sus ojos amarillos mirándolo a él que a cualquier otra cosa en el mundo, prefería su cuerpo amarillo tocándolo a él, eso la hacía realmente feliz. Supongo que todavía eso es lo que la hace feliz.
Max y Salome se ven bien cuando están juntos. Cuando juegan, cuando duermen y corren, y hasta se ven bien cuando no hacen nada. No se siente bien que estén tan lejos de mí. Pero ya no puedo hacer nada, no por ahora, si no nunca. Todavía los extraño demasiado. Aun lo espero a la hora de dormir, aun sueño su calor en mi pecho. Pero yo sueño demasiado. Siempre sueño demasiado. No importa si por fin despierto... siempre , siempre estaré soñando.