sábado, 17 de enero de 2009

de la a. a la a.

no estoy. no estás. no somos. no vamos. no vemos. no pasa.
no llega. cierro los ojos con fuerza pensando
en que debería oscurecer más rápido.
pego mis brazos contra el cuerpo para mitigar el frío.
respiro fuerte, con rabia, con ansias.
en este lugar no pasa nada, nunca pasará nada.
la intensidad con la que suelo pensar me agobia, se incrementa.
busco un vaso de agua que calme mi sed, mis faltas, mis silencios.
no se si dejar mis vicios por esta noche o para esta noche.
no logro concluir si debo parar de beber o embriagarme
por que me aburro y no hay nada más,
por que el silencio y el frío no son buena compañía,
por que la buena compañía está demasiado lejos.
necesito gritar hacia un espacio vacío.
necesito ver hacia una pared en blanco.
necesito un calor real que le recuerde a mis huesos que existen,
que hagan sentir a mi piel como algo vivo.
una lágrima. una angustia. una noche. dos días.
cerveza al desayuno. cruzar las calles sin ver a los lados.
andar por los andenes mojados y resbaladizos, caer.
caer de nuevo. huir es más fácil pero ya no hay paraísos perdidos,
ni encontrados, no hay mundos tranquilos dentro de mi cabeza.
nada se puede hacer cuando se busca algo que es intocable.
el cielo se alcanza, se toca,
pero no se puede sostener entre las manos,
solo está ahí, cerquitica, lejos, azul, gris, blanco, casi negro.
luego desaparece y no hay más cielo que el propio suelo.