de tanto pensar te dí un rostro,
o más bien cambié tu rostro,
creé una imagen que no me doliera al cerrar los ojos.
de tanto recordar,
perdí todos los rostros conocidos,
las imágenes en mi cabeza eran de personas desconocidas,
rostros diferentes.
luego los soñé muertos a todos
y como no los conocía no me importo,
no hubo lágrimas ni nostalgias.
Un día cualquiera, en una fecha un poco reciente desperté,
y fue solo eso,
tenía lo ojos abiertos,
no había nadie conocido, todo a mi alrededor estaba tranquilo.