martes, 12 de agosto de 2008

Cansancio

aveces uno despierta y simplemente todo es perfecto, tranquilo. no hay nada que pueda molestar.
otros días uno abre los ojos y el cuerpo pesa, el recuerdo de la mala noche viene tras del primer parpadeo, el sueño llegó unas horas antes, el ruido que lo interrumpió, dos horas y unos minutos después. mañanas frías, mañanas que dejan que se quede pegado a uno todo lo que paso la noche anterior sin misericordia ni remordimiento alguno.
antes de cerrar los ojos sentía el cansancio, mucho cansancio, el mismo que sentí en el instante en que volvía abrirlos. el calor, esa sensación de haber hecho cosas que no debía ni pensar, cosas que me pesan cuando respiro, cosas que seguramente se repetirán, cosas que me agitan la respiración,
que volverían a hacerlo una y otra vez sin ningún remedio posible.
empezar el día tratando de darle sentido a todo, tratando de dejar que el frío circule por todo el cuerpo para que saque los rastros de calor, ese calor, ese calor.
y acaso yo que estaba pensando, no,
no estaba pensando, solo me entrego a lo que siento, siempre, en esa etapa ya no puedo pensar, razonar, nada por el estilo, el auto control se pierde, ya no hay forma de parar y todo se vuelve deliciosamente inevitable.
pararse de la cama, hacer todo lo pertinente antes de salir de casa, el cielo es blanco, demasiado blanco, el día tiene un itinerario programado hasta las 6 de la tarde, pesado, cansado, hecho por demás y únicamente para mi cansancio. cierro la puerta detrás de mi, bajo las escalas, camino, espero, me subo al bus, camino, ya voy llegando, ya voy pensando, ya voy concluye el recorrido y las ideas, ya hay algo definitivo para hacer, pero habrá que esperar hasta la noche, de todas maneras hubo buenos encuentros, buenas experiencias, una lluvia fresca, unas manos suaves, el dolor se va olvidando, el cansancio un poco, aunque tarda en desaparecer. por hoy no ha desaparecido, tardara bastante, espero que llegar a donde debo sea una acción rápida, dormir, soñar, o no soñar, solo dormir. para mañana abrir los ojos y que sea uno de esos días en que uno despierta y simplemente todo es perfecto, tranquilo. y que no haya nada que pueda molestar.