sábado, 10 de abril de 2010

El contorno izquierdo de ambos cuerpos es delineado por la luz firme y cálida que danza sostenida desde una vela. El lado derecho es acariciado y desdibujado por la oscuridad de lo que podría nombrarse como una habitación subterránea, que de no ser por el ruido de la calle y el poco color naranja del alumbrado público que logra filtrarse por esa puerta que nos separa del mundo de ellos, del mundo que tantos llaman real, aseguraría de manera atrevida que participamos de una dimensión loable y palpable solo desde la percepción arraigada en este momento del que solo tú y yo logramos ser cómplices.

Aquí el tiempo hace tiempo se detuvo. Aquí no importa más que tu respiración agitada y el calor de mi piel, el ruido visual que se produce mientras nuestras manos nos descubren. Aquí somos dos, en unos segundos uno. Aquí somos lo que desde hace tiempo quisimos.

Vuelvo a estremecerme, en este instante creo en tus ojos más que en nada en este mundo. Creo en tu amor, creo en tus labios, voy a seguir volando, y creo que no vas a dejarme caer, también creo en llevarte conmigo sin importar la dirección del viento. Estamos entrelazándonos uno al otro porque cuando el universo conspira el amor suspira. No quiero repetir mil veces te amo. Decirlo una vez será más que suficiente para que lo sientas, ahora voy a guardar silencio y despertarme del mundo para disfrutar este sueño.

Puedo sentirte dentro y fuera de mi, puedo sentir tu tacto que sutil pero feroz envenena mi cuerpo célula por célula, tu aliento que tienta mis besos, tu corazón palpitando al ritmo de los movimientos de mis caderas, puedo sentir el color del cielo que ahora tocas. Mis entrañas se desesperan por la fuerza de tus brazos sosteniendo mi cintura, no puedo hacer más que dejar que hagas de mi cuanto quieras, que modeles la forma perfecta del placer con tu piel rozando constantemente mi piel.

Mis piernas tiemblan y entre ellas se crea un oleaje en el cual podrías navegar impaciente sin encontrar nunca la orilla. Siento una y otra vez la presión de tu cuerpo contra mi cuerpo y juro que mientras tu imagen se desvanece en cientos de colores puedo cerrar mis ojos y deshacerme en un grito que hará vibrar nuestros huesos con el eco casi sólido de nuestro deseo. Tu lengua en mi cuello, conjugo el complemento perfecto de esas palabras que juguetearon en mi oído pidiendo la fiera que mi placer podría desatar como aullidos que más tarde tratarás de silenciar satisfactoriamente poniendo tus brazos cerca de mis labios y creando además el manjar perfecto para el clímax.

Cuando vuelva el sol, cuando el afuera este frente a mí de nuevo, mi sonrisa le contará al mundo una historia de sensaciones que la noche dejó pegada junto con el sabor de tu sudor que ahora vaga libre por todo mi cuerpo, mañana, mi sonrisa, hará frágil mi silencio y convertirá mi mirada en un deseo desbocado que posiblemente solo se calmara dirigiendo al cielo estos ojos que ahora son incapaces de no pronunciar tu nombre cada vez que mis párpados los desnudan. Mañana, mi sonrisa despertará antes que mi consciencia y repetirá una y mil veces que la felicidad se escribe con las iniciales del único nombre que ahora saber pronunciar mi voz.

"“Tu es mon ange, mes ailes, tu es mon amour."