miércoles, 15 de abril de 2009

...siempre que no se que quiero:

salgo a caminar como si me estuvieran persiguiendo, me siento en un parque a ver el atardecer, siento sed, me fumo un cigarrillo, me dirijo al único lugar en donde puedo comprar mi felicidad y pido un granizado de café sin arequipe o chocolate. saborearlo despacio como si no quisiera que se acabe, pienso siempre que después lo apropiado sería tomarme una o dos cervezas,
tal vez tres, y luego uno o dos rones, tal vez otra cerveza. así estaría lo suficientemente bien para caminar hasta mi casa a eso de las 11: 30 pm, extraviar la llave que abre el candado,
empujar la puerta, encender el computador, una dos o tres cancioncitas que me gusten,
(claro, con volumen moderado), buscar en el primer cajón de mi mesita de noche la caja de pastillas que dice lorazepam de 2mg, ir a la cocina por un vaso de agua, tomarme la pastilla que me hace dormir noche tras noche, jugar solitario dos o tal vez tres veces, escuchar las últimas tres canciones canciones, (que por lo regular son las más tristes de mi repertorio.) lavarme los dientes, buscar mi pijama o solo tirar la ropa que lleve puesta en algún lado de la habitación, luego tirarme a la cama, apagar la luz y perderme en el país de los sueños a medida que me sumerjo entre mis cojines.
eso estaría bien. lo que pasa es que hoy lo único que sé es que no tengo ganas de granizado de café. lo que pasa es que no puedo recordar porque hoy estoy triste.
supongo yo que podría saltarme todo lo demás e ir directo al país de los sueños.
o supongo que podría simplemente ir por el granizado y descubrir si me sirve para pensar las cosas con cabeza fría o simplemente ignorar cualquier cosa que pase en el mundo esta noche.