lunes, 17 de noviembre de 2008

domingo...

lo malo de los domingos es estar en bus a las 10:00 am, aun borracho, y medio dormido, tambalearse mientras se camina tratando de llegar a cualquier lado, y que la gente pase por el lado de uno trotando, con pura pinta de deportista improvisada, con una flecha en la frente que casi dice voy a la ciclo ruta o al estadio,y con cara de tener mucha energía, mientras uno palideciendo cada vez más busca por donde caminar para que el maldito sol que justo ese día salió más brillante que de costumbre y sin nubes en el horizonte no le acabe con la pupila altamente dilatada por tanto nivel de alcohol en la sangre, y que no desgaste la poca hidratación que le queda a uno en algún lugar del cuerpo.
lo bueno de los domingos es llegar a casa en la mañana y que alguien que esta en el mismo estado que uno, le de por visitarte justo a la hora en la que apenas estás abriendo la puerta de la casa, que te salude con botella de algo, o con ganas de botella de algo, e irremediablemente, la puerta de la casa no se termina de abrir, las ganas de botellas se hacen realidad y a eso de las 5:00 pm ya tiene uno la segunda o tercera borrachera del día encima, la perdida de reflejos es evidente por que se le cae o riega a uno la copa cada que la coge, el color de los ojos cambia de medio rosas a rojo muy oscuro y se empiezan a cerrar solos los condenados hasta que uno sucumbe a la tentación de apoyar la cabeza sobre la mesa y no volver a saber nada de quienes hay al rededor...
pero eso esta muy bien, cuando los ojos se vuelven a abrir, todo son diapositivas, y literalmente uno no sabe ni como ni cuando ni con quien realizó la osada tarea de llegar a la casa vivo, y la noche es larga...

2 comentarios:

Carlos Mario Tobón dijo...

quizás te faltó que la gente huele a jabón en la mañana, mientras el olor (de la persona que vuelve a casa) varía dependiendo de qué se ingirió en la noche.

Lascivia dijo...

es verdad falto el olor a jabón de todos los que pasan al aldo de uno,y faltaron los niños gritones que siempre van comiendo algo dulce y corriendo por las aceras.

me gusta a lo que huele mi ropa de viernes por la noche...